FALTA DE COHERENCIA
En la educación es imprescindible la coherencia, no se puede transmitir nada, si en lo que se transmite falta claridad y seguridad, que sirvan de base sólida en la que apoyarse, para poder construir los valores perseguidos.
Desde que el mundo es mundo, los más pequeños necesitan de esa coherencia, primero de sus padres, como primeros y principales educadores, y luego de sus profesores. Un niño necesita saber lo que está mal y lo que está bien, en su comportamiento diario, es decir que hay que saber transmitirle si esa determinada actitud es la adecuada o no.
En estos momentos nos encontramos con una notable falta de coherencia en España, especialmente por parte de quienes nos gobiernan, que además quieren tener en sus manos el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial. Resulta muy llamativo que las leyes que han promulgado y las que quieren promulgar, están provocando un mayoritario rechazo social.
Lo peor de un gobierno, no es que gobierne mal sino que desgobierne en beneficio propio, y esto es lo que está sucediendo en nuestro país.
Desde que el mundo es mundo, los más pequeños necesitan de esa coherencia, primero de sus padres, como primeros y principales educadores, y luego de sus profesores. Un niño necesita saber lo que está mal y lo que está bien, en su comportamiento diario, es decir que hay que saber transmitirle si esa determinada actitud es la adecuada o no.
En estos momentos nos encontramos con una notable falta de coherencia en España, especialmente por parte de quienes nos gobiernan, que además quieren tener en sus manos el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial. Resulta muy llamativo que las leyes que han promulgado y las que quieren promulgar, están provocando un mayoritario rechazo social.
Lo peor de un gobierno, no es que gobierne mal sino que desgobierne en beneficio propio, y esto es lo que está sucediendo en nuestro país.
1 Comments:
At 1:45 AM, Anonymous said…
Lo peor de un gobernante es dejarse llevar por lo que se le ocurre, sin pararse a pensar si es lo correcto.
Anselmo R. del Árbol
Zaragoza
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