VIOLENCIA EN LAS AULAS

No resulta fácil resumir en una sola causa, la violencia que se está viviendo en los Institutos de nuestro país, pues es un fenómeno complejo en el que convergen varias causas. Pero lo que si resulta patente, es que entre esas causas figuran las siguientes: pérdida de la función educativa de la familia, ausencia del verdadero sentido de autoridad, leyes educativas carentes de valores y como remache una sociedad rendida al permisivismo.

Con este cóctel no resulta extraño asistir a los continuos sucesos de acoso a escolares, vejaciones a profesores por parte de alumnos y agresiones por parte de padres.

¿Hemos tocado fondo o todavía hay que caer más bajo?, la respuesta la tenemos cada uno de nosotros, pues cada uno tiene una responsabilidad de la que no puede evadirse: sea como padre, profesor, alumno, legislador o ciudadano.

Si unos padres permiten una falta de respeto de su hijo, su educación se resquebraja; si a un profesor se le despoja de su autoridad como docente, se le deja como mero dispensador de conocimientos; si un legislador redacta una ley educativa en la que se olvida del esfuerzo, de la disciplina y de los valores, deja sin contenido educativo a esa ley.

Lamentablemente hemos pasado del fracaso escolar (seguimos a la cola de los países occidentales) a la violencia en las aulas, pero no nos podemos quejar, pues simplemente estamos recogiendo lo que hemos ido sembrando estos últimos años.