HASTA SIEMPRE, SANTO PADRE
Es difícil expresar en palabras, todo lo que se siente, tras el fallecimiento de Juan Pablo II, es una mezcla de tristeza y de alegría.
Este Papa ha sido “el Papa de todos”, creyentes y no creyentes. Su amor por los hombres, le ha llevado a buscar por todos los medios, aquello que nos une, por eso el ecumenismo ha sido uno de sus principales desvelos. Su sincero trato con representantes de otras religiones es algo que dará sus frutos en el futuro.
Dentro de la Iglesia, cualquier institución o movimiento eclesial ha tenido el convencimiento de recibir un trato especial, incluso las diferentes naciones han sentido ese particular trato de cariño por parte del Santo Padre. En el caso de España, avalada con su visita en 5 ocasiones, también tenemos esa especial consideración.
Estos días estamos notando cierta orfandad, pero gracias a la fe sabemos de la estupenda fiesta en el cielo, que está teniendo Karol Wojtyla, llevado de la mano de la Virgen en ese primer sábado de abril, contemplando a la Trinidad Beatísima.
Entre tantos ejemplos maravillosos de su pontificado, quiero resaltar el de su extraordinaria sintonía con la juventud, pues de los jóvenes esperaba mucho. Por eso el amor a Dios, nos hace a todos jóvenes.
Este Papa ha sido “el Papa de todos”, creyentes y no creyentes. Su amor por los hombres, le ha llevado a buscar por todos los medios, aquello que nos une, por eso el ecumenismo ha sido uno de sus principales desvelos. Su sincero trato con representantes de otras religiones es algo que dará sus frutos en el futuro.
Dentro de la Iglesia, cualquier institución o movimiento eclesial ha tenido el convencimiento de recibir un trato especial, incluso las diferentes naciones han sentido ese particular trato de cariño por parte del Santo Padre. En el caso de España, avalada con su visita en 5 ocasiones, también tenemos esa especial consideración.
Estos días estamos notando cierta orfandad, pero gracias a la fe sabemos de la estupenda fiesta en el cielo, que está teniendo Karol Wojtyla, llevado de la mano de la Virgen en ese primer sábado de abril, contemplando a la Trinidad Beatísima.
Entre tantos ejemplos maravillosos de su pontificado, quiero resaltar el de su extraordinaria sintonía con la juventud, pues de los jóvenes esperaba mucho. Por eso el amor a Dios, nos hace a todos jóvenes.
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