MI AMIGO ANTONIO
Conocí a Antonio, el verano pasado, en un plan familiar de barbacoa, al que me había invitado uno de sus hijos, padre de dos alumnos del colegio en el que trabajo como profesor.
Ese fin de semana entablé una entrañable relación con toda la familia, en la que se palpaba una magnifica armonía y unidad, fomentada por Antonio y Milagros, su mujer.
La vida de este matrimonio ha sido una aventura continua, incluso han estado varios años en distintos países de Hispanoamérica, pero siempre trabajando muy unidos, dedicando todos sus esfuerzos a sus cuatro hijos (un varón y tres mujeres).
Hace unos días, Antonio tuvo un derrame cerebral, y el pasado 20 de noviembre, después de recibir la Unción de enfermos, y con la continua compañía de su familia, nos ha dejado.
Los que hemos podido vivir estos momentos familiares tan íntimos, estamos muy emocionados y agradecidos, y tenemos la obligación de rezar por el alma de Antonio (¡por cierto, seguro que ya tiene entre manos la apertura de un nuevo negocio allá arriba!), además de dar un cariñoso beso a Milagros y un abrazo a todos sus hijos.